Seguramente has notado cómo tu hijo de tres años parece nunca estar quieto. Ya sea gateando por el suelo, corriendo por el parque o simplemente haciendo ruido con sus juguetes, el movimiento es una parte integral de su vida. ¡Y eso está perfectamente bien! En este artículo, vamos a explorar el desarrollo motriz a los tres años, y cómo refleja el surgimiento de la voluntad de ser y actuar de tu pequeño.
La danza entre el querer y el mover
En un juego de escondidas, tu hijo corre para encontrar un lugar donde esconderse. En ese instante, está mostrando su propia voluntad. Tal vez te suene una palabra muy abstracta, pero ponle este escenario: imagina que la voluntad es 'el director de orquesta' que decide el ritmo de la música. La música es la acción, el movimiento físico. Entonces, cuando tu hijo decide esconderse en un lugar particular, eso es su voluntad haciendo la elección, y sus pies (la música) siguen el acto. El desarrollo motriz y la voluntad están completamente ligados, uno es la manifestación visible del otro.
Indicios de querer y mover
A los tres años, los niños comienzan a ejercer su voluntad de formas más notorias; solo mira cómo se niegan a comer verduras, por ejemplo. No es que sean tercos, simplemente están avanzando hacia su desarrollo completo, mitad a mitad entre la autonomía y el apego a ti. Aunque pueda parecer retador, esto muestra que tu hijo está aprendiendo a tomar decisiones y actuar por sí mismo, lo cual es un signo muy positivo.
El movimiento voluntario de tu pequeño, como correr, saltar o incluso manipular objetos pequeños, son manifestaciones de su creciente autonomía. Incluso cuando tu hijo insiste en atarse los zapatos por sí mismo, aunque le tome diez minutos más que si lo hicieras tú, está fortaleciendo su capacidad de movilidad y subrayando su creciente independencia.
El favorito de todos: ¡el juego!
Una entrega mayor al juego puede ser una excelente manera de ayudar a tu niño en su desarrollo motor y la manifestación de su voluntad. ¿Por qué no hacer una carrera de obstáculos en el jardín, lanzar una pelota de un extremo a otro, o jugar al escondite? Los juegos que involucran movimiento físico pueden ayudar a tu hijo a ejercitar su coordinación y a sentirse más seguro en sus propias acciones.
No olvides dar pequeñas tareas, como preparar la mesa para la cena. Esto no solo apoya su autonomía, sino que también ofrece un espacio seguro para ejercer su voluntad y comunicar sus elecciones y deseos.
Riesgos de sobreprotección y paciencia como virtud
Suele ser un reflejo natural querer proteger a nuestros hijos de cada caída y rasguño. Sin embargo, esto puede interferir con su desarrollo motriz y limitar sus experiencias. Anímales a intentarlo, incluso si parece difícil. Recuerda, aprender a caminar implicó unas cuantas caídas. Con tus aliento y paciencia, están aprendiendo que está bien intentarlo y fallar, y que es parte del proceso para dominar cualquier habilidad.
Asimismo, acepta que cada niño tiene un ritmo único de desarrollo. Mientras algunos podrían comenzar a correr a los dos años, otros pueden preferir el paso tranquilo hasta más adelante. La diversidad es la norma en el desarrollo, así que trata de evitar las comparaciones. Sigue animando a tu pequeño a moverse y explorar el mundo a su paso.
El camino hacia la autonomía plena puede ser accidentado en ocasiones, pero es una parte esencial del crecimiento de tu hijo. Al abrazar y alentar el desarrollo motriz en los tres años, estás ayudando a tu hijo a expresar su voluntad y a interactuar con el mundo de formas significativas y alegres.
Entonces, amado adulto cuidador, te invito a observar a tu hijo. Mira cómo se expresa cuando logra algo por sí mismo por primera vez. Celebra estos logros y fomenta su crecimiento al permitir pequeños actos de independencia. Y si alguna vez te sientes incierto sobre cómo apoyar mejor este camino, recuerda que siempre puedes preguntarme, Rudi, estoy aquí para ayudarte. En este jardín de crecimiento, floreceremos juntos.