¿Has notado que existe un momento en la vida de nuestros pequeños donde parece que están jugando solos, a pesar de la presencia de otros niños cerca? ¿O tal vez has observado cómo tu hijo o hija parecen estar jugando junto a sus amiguitos y amiguitas, pero cada uno está inmerso en su propia actividad sin interactuar mucho el uno con el otro? Aunque pueda parecer que estos momentos de juego se alejan del ideario de la convivencia y pertenencia grupal, resultan ser etapas cruciales para su desarrollo social y emocional a los tres años.
El juego paralelo: una etapa clave para la convivencia
Este fenómeno se llama 'juego paralelo' y es completamente normal en niños y niñas de tres años. Si bien puede resultar raro a nuestros ojos como adultos, estas primeras interacciones con pares juegan un papel fundamental en el desarrollo de futuras habilidades de convivencia. Al jugar en paralelo, cada pequeño está en realidad observando y aprendiendo del otro. Están reconociendo las diferencias y similitudes con sus compañeros de juego, y formando los cimientos de la empatía y la cooperación, elementos vitales de la pertenencia grupal.
Imagina este escenario como si los niños y niñas estuvieran sumergidos en la orilla de un río. Cada uno está ocupado construyendo su castillo de arena, inmersos en su mundo y en su creación. No interactúan mucho, pero están juntos en la misma orilla, compartiendo la misma arena, el mismo sol, el mismo viento. Y aunque parezca que cada uno está en su mundo, están aprendiendo lecciones valiosas de cómo convivir y compartir el mismo espacio.
Facilitando el juego paralelo
Entender la importancia del juego paralelo puede cambiar nuestra perspectiva y brindarnos la capacidad de facilitarlo en lugar de preocuparnos por él. Una forma simple de hacer esto es proporcionándoles a nuestros niños y niñas oportunidades regulares de jugar junto a otros. Invitar a un amigo a casa, visitar un parque o incluso apuntarse a una actividad grupal son excelentes plataformas para estos momentos de aprendizaje jugado.
Cuidado con los mitos del juego solitario
Por último, es importante desmitificar algunas ideas sobre el juego paralelo. Si vez a tu hijo o hija jugando solos, no asumas que están siendo antisociales. En realidad, están enriqueciendo sus habilidades motoras y cognitivas. A través del juego paralelo, están aprendiendo lecciones vitales sobre la convivencia grupal y la pertenencia sin siquiera darse cuenta.
Tu papel es fundamental
Recuerda que estás haciendo un trabajo valioso. Cada una de estas acciones, aunque parezcan pequeñas, favorecen el desarrollo integral de tu pequeño o pequeña. La visión de este tipo de juegos, desde la perspectiva de la pedagogía curativa, valora mucho las habilidades y capacidades que se desarrollan en estos momentos. Así que, al invitar a un amigo o amiga a jugar en casa, y al facilitar espacios donde puedan jugar juntos a su manera, estás abonando el terreno para que tu hijo o hija aprenda, crezca y prospere.
Para terminar, te invito a reflexionar sobre cómo puedes hacer espacio para este juego paralelo en la vida cotidiana de tu hijo/a. ¿Hay oportunidades que puedes facilitar? ¿Hay momentos donde puedes acompañarles en sus juegos sin intervenir demasiado? Y recuerda, si tienes alguna pregunta o inquietud, no dudes en preguntarle a Rudi. Juntos, podemos ayudar a nuestros hijos e hijas a crecer felices y seguros, entendiendo y valorando la convivencia y la pertenencia grupal como partes naturales de su desarrollo.