¿Alguna vez has caminado por un bosque y sentido como si las hojas susurraran tus pensamientos, el viento soplara tus preocupaciones y los pájaros cantaran tus alegrías? Si es así, entonces has experimentado la esencia de la espiritualidad y la trascendencia. La espiritualidad no es solo un sentimiento, sino una conciencia: la sensación de que toda la existencia, incluido tú mismo/a, late al unísono en una maravillosa y armónica danza cósmica.
La sensación de conectarse, de pertenecer, es una de las experiencias más gratificantes que podemos obtener en nuestras vidas. Vivimos en un mundo interconectado y cada vez más global, por lo que nunca ha sido más importante entender cómo esos vínculos comunitarios pueden modelar nuestro mundo. Ser testigos de cómo nuestras acciones influyen directa o indirectamente pueden ser el primer paso para convertirnos en agentes de cambio en nuestras comunidades.
El solo hecho de recordar los primeros encuentros de tu pequeño con otros niños puede hacerte revivir una amplia gama de emociones. Tal vez ver a tu hijo/a interactuar, reír y jugar con otros niños de su edad te llena de orgullo y satisfacción. La capacidad de tu hijo/a para convivir -interactuar y encontrar pertenencia en un grupo- es uno de los hitos más significativos y conmovedores de su primer año de vida.
Existen pocas experiencias más bellas y transformadoras que la de ver a tu hijo o hija comenzar a interactuar con el mundo que le rodea. Alrededor del año de edad, comienzas a notar cambios sutiles en su comportamiento. De repente, tu pequeño de un año empieza a mostrar indicios tempranos de algo extraordinario: el desarrollo del sentido moral y la empatía. Pero, ¿qué significa esto realmente y cómo puedes fomentar estos preciosos rasgos en tu hogar?
Desarrollar la capacidad de juicio y pensar críticamente significa tener el poder de cuestionar, de tomar decisiones conscientes y de aprender de la experiencia. En la adolescencia, la etapa de la vida en que los niños empiezan a formarse una visión propia del mundo, estos se convierten en dones invalorables. ¿Pero cómo fomentamos estas aptitudes en los jóvenes? Veamos algunas ideas para iluminar el camino.
Uno de los aspectos fascinantes de la pedagogía Waldorf y la medicina antroposófica es la forma en que abordan la educación desde el movimiento y la imagen. Esta corriente piensa firmemente que cada actividad física, cada imagen que nuestros hijos e hijas perciben en sus primeros años de vida, es una valiosa semilla que germinará en fructíferos árboles de conocimiento.
Te has preguntado alguna vez cómo ven los pequeños de un año el mundo que les rodea. ¿Te has detenido a observar su asombrosa capacidad para descubrir, experimentar y aprender de todo lo que está a su alcance? Hoy, hablaremos de iniciar el pensamiento sensorial desde el primer año de vida, una etapa esencial para el desarrollo de tu hijo o hija.
Hola a todos. Seguramente, como padres, cuidadores y docentes, siempre nos cuestionamos cómo podemos inculcar la ética y los principios morales a nuestros pequeños. ¿Sabías que esta esencial formación puede empezar desde el primer año de vida? Sí, leíste bien, la formación del juicio moral en nuestros bebés es un proceso que comienza desde que empiezan a explorar su entorno.
No hay nada más encantador que sorprenderse con la belleza que nos rodea a diario, la más sincera y verdadera, la que pasa a menudo desapercibida. Esta belleza, como una caricia para el alma, se encuentra en los colores, formas, sonidos y movimientos, incluso en la risa de un bebé. Por eso, es tan valioso que desde el comienzo de sus vidas podamos ayudar a nuestros pequeños a descubrir y percibir esta belleza en todo lo que los rodea.
Olvida las reglas y deja que la creatividad vuele: impulsar la imaginación y la fantasía en los niños es clave para una crianza consciente. En el mundo sobrecargado de información y estimulación en el que vivimos, es fundamental recordar y revalorizar la potencia transformadora de la imaginación y la fantasía, especialmente durante los primeros años de vida. Pero, ¿cómo podemos incorporar estos elementos en nuestra rutina cotidiana y qué beneficios traen a nuestros niños y niñas en etapa de desarrollo?